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miércoles, 23 de junio de 2010

El SIDA, una enfermedad fantasma

Por Roberto C. de la Cuerda – La Gran Época

El miedo, el desanimo y la depresión, son estados que acompañan a quienes dicen pasar por estas experiencias. Por ahora, si existen los fantasmas o no es difícil saberlo. En cualquier caso, son los propios factores mentales y determinadas intenciones las que pueden crear o atraer estas situaciones.

A juicio de un gran número de científicos, entre los que se encuentra el profesor de biología molecular de la universidad de Berkley en Estados Unidos, doctor Peter Duesberg, el SIDA sería una enfermedad fantasma. Todos ellos afirman categóricamente que aún no se ha descubierto con certeza la causa del SIDA.

El profesor Peter Duesberg es uno de los más grandes especialistas en el estudio de los retrovirus. Él fue quien descubrió y comprobó para la comunidad científica que los retrovirus no pueden matar por sí solos a las células humanas, ni provocar enfermedades, a no ser que sean fuertemente activos y numerosos.

En sus propias palabras, en un documental televisivo norteamericano dice: “No hay ningún animal o ser humano que esté ausente de retrovirus en estado latente en sus cuerpos. Todos albergamos virus idénticos al VIH y estos no representan por sí solos ninguna amenaza para la salud. El VIH no puede destruir aisladamente a los linfocitos T4” (una clase de leucocito).

Desde que en abril de 1984 los doctores Luc Montagnier y Roberto Galo se pusieron de acuerdo para anunciar al mundo que el SIDA era una enfermedad infecciosa y contagiosa, causada por el virus VIH, el miedo ha ido contagiando de igual forma las mentes de toda la población mundial, haciendo que el SIDA se haya convertido en una de las industrias que más dinero mueven en el mundo, según el Banco Mundial.

El doctor Roberto Giraldo, médico formado en Colombia y especializado en enfermedades infecciosas e inmunológicas por la universidad de Cansas, afirma que ni Montagnier ni Galo, siguieron la metodología aceptada durante 30 años por los científicos para el aislamiento del retrovirus. Por lo tanto sus conclusiones se quedan en meras hipótesis científicas.

En un video divulgativo -que se puede ver por Internet- el doctor Giraldo define al SIDA como una de las peores inmunodeficiencias adquiridas. Es el mayor estado de deterioro que el ser humano puede tolerar.
Además del sistema inmunitario, las glándulas endocrinas, riñones, hígado, sistema digestivo, pulmones y corazón se ven afectados seriamente durante el proceso, y esto se debería, según clasifica el doctor, a la exposición voluntaria o involuntaria de cinco clases principales de agentes tóxicos estresantes para el sistema inmunológico.

La primera sería de origen químico, e incluiría: los químicos de la contaminación del aire, de los alimentos, del agua, de la industria, los agroquímicos de los cultivos, las drogas (cocaína, marihuana, heroína, tabaco…), y el consumo excesivo de medicamentos, entre los que se encontrarían los propios antirretrovirales que se utilizan para combatir el SIDA, y que no solo serían ineficaces ante la enfermedad, sino que en un determinado momento, serían letales para el organismo.

La segunda clasificación, sería de origen físico. Nunca el hombre ha estado expuesto a tantos campos electromagnéticos de equipos electrónicos, eléctricos y magnéticos como en la sociedad contemporánea.

De origen biológico sería la tercera clasificación. Serían las propias infecciones por bacterias, hongos, virus, sangre y semen. Y esto, se produce solo cuando el sistema inmunológico está muy deprimido. A este respecto, está ampliamente comprobado, que el sexo por sí mismo no implica la trasmisión contagiosa de la enfermedad del SIDA; sin embargo, siempre se ha sabido desde la antigüedad, que el exceso de sexo, la búsqueda de placer sin entrega, y la promiscuidad, producen un desgaste de la energía más fundamental del hombre que reporta directamente en sus defensas. Tales cosas como la liberación sexual, la pornografía, el fomento del sexo fácil, están contribuyendo imperceptiblemente a una creciente y alarmante vulnerabilidad del ser humano para contraer enfermedades de todo tipo. La importancia que ha tomado el sexo en nuestra llamada cultura contemporánea está consumiendo la esencia de lo que significa ser un ser humano, convirtiéndolo en una cáscara portadora de multitud de cosas nocivas en su interior.

El cuarto agente tóxico estresante sería el nutricional. Para el sistema inmunológico es lo mismo no comer, que comer comida basura. El SIDA no conoce de clases sociales, tanto la hambruna en África y otros países subdesarrollados, como la malnutrición del primer mundo por los alimentos que consume (burguers, pizzas, perritos calientes…), interfieren muy notablemente en el vigor del organismo.

Pero si existe un factor por excelencia que origina el SIDA, este es el mental. El miedo, el pánico, la angustia, la soledad, el desánimo, la desesperanza… En palabras del Doctor Giraldo, la sociedad nos hace sentirnos tristes, pero en última instancia nuestra mente inconscientemente es quien decide estar triste.

Un mundo inmerso en apegos, deseos y ambiciones destructivas, la desconfianza, el conflicto interpersonal, que culpa de todos los propios males a los demás (negros, inmigrantes, homosexuales, políticos, farmacéuticos, pobres, ricos, virus, bacterias…) están envenenando la sangre de todo ser viviente e invitando inconscientemente a todo tipo de fantasmas dentro de sí.

En definitiva, como bien concluye Roberto Giraldo: “El hombre en su locura, ha creado una sociedad esquizofrénica, y el SIDA es una consecuencia de la esquizofrenia del ser humano. La única forma de controlar el SIDA, es controlando la esquizofrenia del ser humano”.

La humanidad decide invitar o rechazar al fantasma del VIH. Si existe o no, todo depende de cada uno.

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