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miércoles, 19 de septiembre de 2018

El fanatismo tecnológico en medicina y la producción serial de enfermos

El fanatismo tecnológico en medicina y la producción serial de enfermos

 
El proceso tecnológico es irrefrenable. 
Si, por ejemplo en cirugía, tal desarrollo ha dado resultados extraordinarios e inimaginables, en el ámbito diagnóstico galopa a un ritmo que no es el mismo que el progreso lento de la comprensión de qué cosa es la ¨enfermedad¨.
Además, disponemos esencialmente de un ejército de medios de comunicación que frecuentemente complica las cosas.

De las 2.400 enfermedades descritas en la Nosología Metódica de Boissier de Sauvages en 1763, hoy hemos producido una clasificación internacional (ICD) que tiene otras 40.000.
Este resultado puede parecer muy positivo, porque creemos que ¨más es siempre mejor que menos¨, ¨nuevo es mejor que viejo¨, ¨complejo es mejor que simple¨, ¨saber es mejor que no saber¨, y es una creencia difundida que un diagnóstico precoz es mejor que uno tardío.

En efecto, en ciertos casos, la tecnología ha contribuido con los métodos diagnósticos a mejorar el relevamiento de los procesos biológicos que se escapaban a la identificación.
Sin embargo, mucho más a menudo, la prisa por el armamento tecnológico y los intereses (mediáticos y económicos) que lo arrastran al frente, producen un diagnóstico excesivo y un intervencionismo injustificado, con la tendencia a tratar personas que nunca hubieran sido consideradas "enfermas ", o personas que no se hubiesen sometido a estudios clínicos de ningún tipo al no presentar ningún síntoma.
Este es también el caso cuando la misma intervención no muestra pruebas concretas de eficacia, seguridad y eficiencia y a veces incluso se revela como del todo ineficaz.

El tratamiento de casos menos graves, o sanos, ¨mejora los resultados globales, reforzando la percepción de éxito, que a veces impulsa nuevas inversiones destinadas a ulteriores innovaciones de la tecnología¨*.

El fanatismo tecnológico, inserto en el marco actual del monoteísmo financiero y de la comercialización de todas las cosas, ha transformado cada vez más a la tecnología médica en un ¨fin en sí mismo¨, más que en un medio destinado a mejorar la calidad de vida.
Esta es una distorsión que no se encuentra limitada al mundo de la salud, resulta evidente: se trata de un proceso histórico y cultural.

*"El imperativo tecnológico empuja la innovación más allá de la necesidad de cura, hasta el punto en que la tecnología la que define las enfermedades y proporciona el tratamiento¨ consecuente.
Hoy la tecnología construye el concepto de enfermedad, la determina y la crea.

No se observa más el síntoma o el malestar en la persona, sino que se observa la máquina mensurable: aún en una condición absolutamente asintomática, en que diríamos ¨¡me siento bien!¨, hoy nos pueden diagnosticar una esclerosis múltiple por una manchas en el cerebro, una celiaquía por un marcador sanguíneo, una pre-diabetes por el progresivo descenso de los umbrales diagnósticos de referencia. 
La tecnología está modificando el significado de la enfermedad, forjando nuevos parámetros que la definen: análisis bioquímicos, citométricos, secuencias de ADN, criterios diagnósticos que son cada vez más frecuentemente identificados por la tecnología y menos por la relación humana y ética con la persona.
Así, todo lo que es medible por una máquina tiende inevitablemente a transformarse en sí mismo en ¨la enfermedad¨: por ejemplo, la hipertensión, la colesterolemia, no serían relevantes desde un punto de vista clínico y no tendrían consecuencias sobre la vida de la persona, si no fuese posible medirlo y ¨corregirlo¨.

Aquí algunos ejemplos* de "enfermedades" en las cuales la tecnología ha mutado drásticamente los criterios diagnósticos provocando sustancialmente un daño a la sanidad, sea en términos de costos monetarios por la fuerte expansión de la ¨clientela¨, sea en términos de salud del individuo a causa del exceso de medicalización.

Embolia pulmonar: entre 1930 y 1998, exámenes "demasiado eficientes¨ con un aumento del 80% de los diagnósticos y una limitada reducción de la mortalidad.
Tumor de la tiroides: entre 1980 y 2002, aumenta la identificación y remoción de pequeños nódulos, que resultaron intervenciones demasiado ¨celosas¨ y no coherentes con el pronóstico.
Diabetes gestacional: los parámetros de referencia fue reducida, triplicando los diagnósticos de diabetes gestacional con efectos poco claros de éxito clínico.
Pre-diabetes: las modificaciones tecnológicas, asociadas a la reducción de los parámetros duplicaron o triplicaron los diagnósticos. 
De esta forma el 50% de los chinos adultos puede ser definido ¨enfermo¨.
Carcinoma de colon-recto: la identificación y la remoción de pólipos es mucho más frecuente,que los riesgos y la certeza de los éxitos clínicos.
Disección de carótida o arterias vertebrales: se diagnostica 3 a 10 veces más.
Carcinoma de mama [ITA]: ya hemos profundizado muchas veces el tema, el pasaje de examen clínico a tamizaje ha exasperado significativamente el riesgo de sobrediagnóstico, cada 1000 mujeres (de 50 años) más de 500 reciben un resultado mamográfico falso positivo.
Insuficiencia renal crónica: con la extensión de la definición de enfermedad a través del relevamiento de niveles hemáticos, cerca del 14% de la población puede ser definida como ¨enferma¨ de insuficiencia renal crónica.
Osteoporosis: la reducción de los parámetros de referencia hace que 50% de las mujeres de más de 65 años sean sometidas a tratamientos médicos.
Carcinoma de próstata: el tamizaje a través del PSA[ITA] genera sobre diagnósticos en entre el 22% y el 67% de los casos.
Hipertensión: se sobre diagnostica cuando las decisiones terapéuticas se toman sobre mediciones aisladas.
Además , revisiones recientes de datos disponibles reportan riesgos de sobre tratamiento, a causa de la ausencia de evidencia que bajar la presión moderadamente alta (140-159/90-99) pueda tener algún beneficio. 
Asma bronquial: examen con estetoscopio y espirometría producen el 30% de sobrediagnóstico a personas etiquetadas como ¨asmáticas¨

La utilización indiscriminada de la tecnología diagnóstica contribuye al exceso de medicalización de la sociedad, generando numerosos actos de fé, inconfesados en el tiempo, minando la confianza de las personas hacia el médico y hacia el sistema de salud. 

*El texto de este artículo es un intento de síntesis, integrado con comentarios personales, de un trabajo de revisión de la fundación Gimbe en la revista italiana Evidence (La carrera del armamento tecnológico: tediosa, costosa y riesgosa), que invito naturalmente a leer detalladamente (sólo en italiano).

Si hoy tenemos cerca de 40.000 nombres de "enfermedades" de cuyas etiquetas es difícil salir, descubre cómo en el futuro, sobre la base del modelo de las leyes biológicas, la nosología se transformará radicalmente, simplificándose.



Para ver la versión original, entre al siguiente enlace: https://ar.magazine.5lb.eu/2017/09/tecnologia-medicina-exceso-diagnostico-medicalizacion-5061.html

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