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lunes, 15 de marzo de 2010

¿Son los rayos x utilizados en medicina una causa importante de cáncer y enfermedad coronaria?

Dr. Gofman. Ph.D., profesor emérito de Biología Celular y Molecular en la Universidad de California en Berkeley, y en la Facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), Director de la División de Investigaciones Biomédicas en el Laboratorio Nacional de Livermore.
Traducción: axel.org.ar. Revisión y corrección Alfredo Embid.

Suponga que lee que los rayos x que se utilizan en la medicina son responsables de la mitad de los casos de cáncer en este país (EE.UU.) ¿Cuál sería su reacción? ¿No dependería mucho su reacción de la fuente en la que leyese esta noticia? Si fuera un título en el National Enquirer (Revista norteamericana de eventos sociales, moda, salud masculina.), la descartaría de inmediato. Sin embargo, si fuera una noticia en la primera página del New York Times, le daría crédito.

Así y todo, más allá de la fuente, probablemente usted reaccionaría con incredulidad. “Imposible”, pensaría, “absurdo”. ¿Por qué? ¿Podría ser porque cree que la medicina contemporánea se basa en ciencia totalmente verificada, y que si los rayos x que se utilizan en la medicina fueran una causa principal de cáncer, esto se hubiera descubierto cuando comenzaron a utilizarse, y nunca se hubiera permitido que suceda? De ser así, ¿tiene usted alguna evidencia que avale tal creencia, o meramente refleja una fe ciega en la profesión médica?

Los rayos x se consideran una valiosa herramienta médica desde su descubrimiento en 1895. Sin embargo, se sabe hace más de 70 años -y hoy en día está universalmente reconocido- que los rayos x causan mutaciones genéticas y cáncer.
La creencia de que los rayos x utilizados con fines médicos no son una causa principal de cáncer se basa en tres suposiciones básicas.

Primero, que el riesgo de dosis mínimas de radiación es simplemente hipotético. Segundo, que los médicos y técnicos administran dosis mínimas.
Y tercero, que el efecto de exposiciones repetidas a los rayos x no es acumulativo.

Busque, y hallará una cantidad abrumadora de evidencias de que ninguno de estos supuestos es cierto. Pero, primero, necesita saber dónde buscar, y segundo, tiene que evaluar la evidencia al desnudo, sin prejuicios.

La evidencias, de hecho, se encuentran en publicaciones médicas reseñadas y ortodoxas. El problema es que, con demasiada frecuencia, se publican solamente en las revistas científicas más desconocidas, que leen sólo algunos miles de especialistas. Y, debido a la naturaleza amenazante de estos datos para nuestro actual sistema de salud, los medios masivos de comunicación raramente dan a conocer estos hallazgos.

Por ejemplo, hace poco se publicó un artículo científico titulado “Mortalidad por cáncer de mama después de diagnóstico con radiografías”. Mostraba los resultados de un estudio auspiciado por el Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) que examinó la correlación entre la mortalidad por cáncer de mama y recibir exposición a rayos x de diagnóstico para la escoliosis (curvatura de la columna). Estas mujeres, que habían recibido como promedio 25 radiografías, tenían un riesgo 70% mayor de morir de cáncer de mama que la población general. Una de las conclusiones clave del artículo fue: “De manera consistente con el hecho de que la radiación es un factor causal, el riesgo de morir de cáncer de mama aumentó significativamente con el número de exámenes radiográficos en los que se exponía el pecho y con la crecientes dosis acumulativas de radiación a la mama”. Miren cuán cierto es el supuesto número tres. Pero es posible que su médico -o su oncólgo o radiólgo- no haya visto este informe, porque fue publicado en Spine (Columna). Spine tiene una circulación internacional de menos de 8.000 ejemplares, y sus lectores son en principio especialistas en rehabilitación física y médica.

Veamos ahora el segundo supuesto -que los médicos y técnicos administran la dosis mínima. En el número de septiembre de 1998 de Diagnostic Imaging (Diagnóstico por imagen), Joel E. Gray, Ph.D., quien había sido profesor de física médica en la clínica Mayo, dio a conocer una encuesta nacional previa de 300 instituciones médicas que utilizaban equipamiento radiográfico. En este estudio se llevaron a cabo los mismos procedimientos radiográficos en maniquíes de testeo idénticos. Setenta y cinco por ciento de los lugares examinados dieron dosis más altas de las necesarias para producir imágenes claras. Para las imágenes del pecho y de la columna, se llegó a usar hasta 8,5 veces más de lo necesario. Para exámenes gastrointestinales, se llegó a usar hasta 27,5 veces más de lo necesario.

En cuanto al supuesto número 1, no hay estudios que demuestren que las dosis pequeñas de rayos x carecen de riesgo. Un solo fotón puede dañar el ADN de una célula, y hacer que comience a volverse maligna. Una radiografía de pecho de tan sólo 0,015 rads (“dosis de radiación absorbida”) emite 30 millones de fotones por gramo de tejido, que contienen aproximadamente 675 millones de núcleos celulares. Un examen fluoroscópico de 5 rads emite casi 10.000 millones de fotones por gramo de tejido.

La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU) estima que 7 de cada 10 norteamericanos se hicieron al menos una radiografía el año pasado. ¿Cuántas se hizo usted y cuántas se hicieron los miembros de su familia? ¿Cuántas se hizo en toda su vida? ¿Qué dosis utilizaron? ¿Lo sabe? ¿Lo saben sus médicos?

Dr. John Gofman, Ph.D., profesor emérito de Biología Celular y Molecular en la Universidad de California en Berkeley, y en la Facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Francisco (UCSF). El Dr. Gofman obtuvo su doctorado en química física y nuclear en la Universidad de California en Berkeley, donde su consejero fue Glenn Seaborg, que más tarde fue presidente de la Comisión de Energía Atómica. (AEC, por sus siglas en inglés). En la década del ´60, la AEC le pidió al Dr. Gofman que pusiera en marcha una División de Investigaciones Biomédicas en el Laboratorio Nacional de Livermore, con el propósito de evaluar los efectos sobre la salud de todos los tipos de actividades nucleares. De 1963 a 1965, el Dr. Gofman fue el primer director de la División, y a la vez director asociado del Laboratorio.

El Dr. Gofman ha publicado seis libros sobre los efectos de la radiación ionizante en la salud, el último se llama “La radiación utilizada en la práctica médica en la patogénesis del cáncer y de la enfermedad coronaria isquémica” (ISBN 0-932682-97-9). En este volumen de 700 páginas, presenta muchos estudios que señalan que los rayos x no sólo tienen un papel importante en la causa de 50% de los casos de cáncer, sino también en la causa del 60% de los casos de enfermedad coronaria. El mecanismo probable, explica el Dr. Gofman, es que la radiación induce mutaciones en las arterias coronarias, lo que resulta en clones disfuncionales (mini-tumores) de células de músculos lisos.

El Dr. Gofman señala que, en primer lugar, no está en contra del uso de los rayos x en medicina, sólo está en contra de su uso a niveles de dosificación innecesariamente altos. Y en segundo lugar, que los rayos x no son por sí solos la única causa de estas enfermedades, sino que son un co-factor necesario. Esto significa que los rayos x utilizados en medicina no son responsables por sí solos de nuestra epidemia de cáncer y enfermedad coronaria, pero que al combinarse con otros factores, pueden causar y causan el comienzo de estas enfermedades. Reduzca la exposición a los rayos x y la incidencia de cáncer y enfermedad coronaria se reduce proporcionalmente.

El Dr. Gofman muestra cómo las dosis de rayos x que se utilizan actualmente pueden fácilmente en promedio reducirse un 50%. Una medida simple y económica según él es realizar frecuentes mediciones de las dosis utilizadas. Es esencial la adecuada capacitación de los técnicos. El Dr. Fred Mettler, Jefe de Radiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de New México, señala que una tomografía computarizada expone al paciente a 2 o 3 rads comparados con 0,015 rads de una radiografía común de pecho -más de 100 veces más radiación. Un fluoroscopio emite típicamente 5 rads por minuto -más de 300 veces la radiación de una radiografía común. Los radiólogos deben también realizar compensaciones de acuerdo a la edad y tamaño de los pacientes. Y los especialistas deben estar al tanto de cuánta exposición previa a los rayos x ha recibido el paciente, y ser juiciosos en indicar que se realicen sólo los exámenes radiográficos necesarios.

Los médicos también necesitan ser concientes de los dispositivos de diagnóstico por imagen que no utilizan radiación ionizante -tales como la resonancia magnética para problemas neurológicos y músculo-esqueléticos, y la termografía para los exámenes de mama, capaces de detectar el cáncer años antes que la mamografía. Si la hipótesis del Dr. Gofman es correcta, hacer que estas prudentes prácticas sean la regla y no la excepción, salvaría por lo menos 250.000 vidas por año.

Aunque algunos radiólogos han hecho objeciones al trabajo del Dr. Gofman, ninguno lo ha refutado de manera alguna. ¿Por qué, entonces, estas medidas simples y que salvan vidas no son adoptadas por la comunidad médica en su conjunto? ¿Por qué no se encuentra esta información en todos los diarios?

Este año se realizarán 250 millones de radiografías en los EE.UU. a un costo conservador promedio de 50 dólares por radiografía, tenemos una industria con ventas anuales por 12.500 millones de dólares. El diagnóstico con rayos x es una piedra angular de gran parte de la medicina convencional. Es improbable que se publique ninguna información que debilite la percepción del público del valor y la seguridad de los rayos x utilizados en medicina.

Aquellos médicos que han criticado el trabajo del Dr. Gofman lo han hecho argumentando que podría asustar a los pacientes y hacer que no reciban ningún examen con rayos x, cuando perfectamente podrían beneficiarse de un examen radiológico. Esto nos lleva a considerar un tema muy serio: el derecho del paciente a estar informado. Dice el Dr. Gofman: “Dudamos de que los radiólogos y otros especialistas que utilizan rayos x quieran afirmar que los rayos x son el único caso, en toda la medicina, en el que los médicos derivadores y los pacientes deben ser informados sólo sobre los beneficios, y no se les debe informar sobre la dosis y el riesgo”.

¿Por qué la idea de que los rayos x utilizados en medicina son una causa principal de muerte habría de ser una sorpresa? Este no es para nada el primer caso en que se demuestra que un tratamiento médico es peligroso para la salud. Para citar de un editorial de la edición del 11 de noviembre de 1998 del Journal of the American Medical Association (JAMA): “La enfermedad iatrogénica causada por la medicina convencional es una causa principal de muerte y hospitalización en los EE.UU”. En el mismo número, el JAMA estimó que a causa de reacciones adversas a los medicamentos recetados, mueren 106.000 pacientes hospitalizados y resultan dañados 2.200.000 – sin incluir los casos de errores.

En noviembre de 1999, la Academia Nacional de Ciencias (de los EE.UU.) dio a conocer un informe que estimaba que los errores médicos matan entre 44.000 y 98.000 personas por año sólo en hospitales. Si consideramos estos dos informes conjuntamente, recibir tratamiento médico convencional en un hospital es la tercera causa de muerte en los EE.UU. Pero estas estadísticas no han hecho que la gente deje de tomar medicamentos o de ir al hospital. Esta información debería estar salvando vidas estimulando a los hospitales para que incorporen reformas generales para mejorar la seguridad de los pacientes. Lo mismo debería suceder en la industria de los rayos x.

Hoy en día está sucediendo una revolución en la medicina. Es el crecimiento de lo que llamamos medicina alternativa -un movimiento caracterizado por la absoluta reducción al mínimo de la utilización de modalidades médicas tóxicas. Lo que causa el crecimiento de esta tendencia no es el esfuerzo de los profesionales de la salud en este sentido, sino la demanda de los pacientes, que están mejor informados y ya no aceptan ciegamente relaciones costo/beneficio innecesarias e inaceptables. El Dr. Gofman tiene información para ayudar a que la población no sólo se proteja sino también para ayudar a que la industria de los rayos x ponga las cosas en orden, mediante el uso de normas por las cuales el paciente tenga derecho a estar informado.

Contacto:

Dr. John Gofman, Ph.D.
Committee for Nuclear Responsibility (Comité para la Responsabilidad Nuclear)
P.O. Box 421993, San Francisco, CA, 94142
Tel: 415-776-8299
Sitio web: http://www.x-raysandhealth.org
E-mail: cnr123@webtv.net
Fuente: Alternative Medicine. http://www.alternativemedicine.com/

Artículo publicado en la revista de Medicina Holistica nº 80.
Traducción: Cristina Marín.

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