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jueves, 11 de diciembre de 2008

El horno de microondas destruye los nutrientes

Hay evidencia que demuestra que cocinar con microondas no es natural, ni sano y que puede ser peligroso para los seres vivos, incluyendo a los humanos.
La desaparecida Unión Soviética prohibió el uso de hornos de microondas en 1976.
En realidad las microondas son una forma de energía electromagnética. Todos sabemos que en la actualidad, las microondas se usan para enviar a larga distancia las señales de teléfono, los programas de televisión y hasta la información de las computadoras a través de todo nuestro planeta.
Aunque la mayoría de la gente está familiarizada con la microondas como fuente de energía para cocinar la comida.El horno de microondas produce una radiación de microlongitud de onda cerca de 2.45 GHz. Obviamente esta radiación interactúa con las moléculas en los alimentos. Las moléculas de los alimentos (particularmente las del agua) tienen una terminal positiva y otra negativa de la misma forma que un magneto tiene polo sur y norte. Las microondas generadas por el horno hacen que las moléculas polares roten a la misma frecuencia de millones de veces por segundo. Esta energía crea una fricción molecular que calienta a la comida. Esta fricción deforma a las moléculas.
Recordemos que el sol también produce microondas pero son de corriente directa pulsante, las cuales no crean calor friccional como el horno que utiliza corriente alterna.Por otro lado, el sol nos envía ondas que abarcan un amplio espectro de frecuencia, mientras que el horno de microondas produce longitudes de onda en espiga de energía solamente en una frecuencia angosta del espectro de energía (Nexus Magazine, Vol. 2, No. 25, Apr-May 1995).
En la revista médica Lancet, la Dra. Lita Lee afirmó que las fórmulas de bebé que son calentadas en el microondas convierten ciertos trans-aminoácidos en sus cis-isómeros sintéticos. Y los isómeros sintéticos, ya sean cis-aminoácidos o ácidos grasos trans, no son biológicamente activos. Además la L-prolina se convierte (por el efecto de las microondas) a su isómero D, el cual es neurotóxico (dañino para el sistema nervioso) y nefrotóxico (dañino para los riñonmes).Todo esto significa que las estructuras de las moléculas son forzadamente deformadas. Esto se llama isomerismo estructural y de esta manera disminuye la calidad de los alimentos.
La historia nos dice que en 1991, hubo una demanda judicial debido a que se utilizó un horno de microondas para tibiar sangre que se requería para una transfusión y lamentablemente, la paciente que la recibió, murió.
Durante ese mismo año, el Dr. Hans Ulrich Hertel y un profesor de la Universidad Laussane publicaron un artículo sobre una investigación indicando que los alimentos cocinados en hornos de microondas podrían ser de mayor riesgo para la salud que los alimentos cocinados por medios convencionales.
Varios estudios clínicos han demostrado los cambios que se generan en la sangre de las personas que consumen alimentos cocinados en hornos de microondas. Algunos de estos cambios son incremento en los niveles séricos de colesterol, disminución de la hemoglobina así como una disminución a corto plazo de los linfocitos y una leucocitosis a largo plazo.
Con relación a los efectos de las microondas en los nutrientes, un equipo de investigadores hizo un estudio que demostró que las microondas sobre el brócoli elimina virtualmente sus nutrimentos antioxidantes esenciales. Se cocinó brócoli de 4 maneras diferentes – a vapor, a presión, hirviendo y en horno de microondas. Encontraron que el método de al vapor preservó cerca del 90 % del contenido de antioxidantes bioflavonoides, el cocinado a presión preservó cerca del 45 %, el método de hervir preservó cerca del 35 % y el método de cocinar en microondas preservó solamente el 2 % de los nutrimientos antioxidantes. Dicho de otra manera, el 98 % de unos de los componentes más importantes del brócoli fue destruido con las microondas.
Recordemos que el horno de microondas fue introducido para uso doméstico hace cerca de 30 años, por lo que es sorprendente que hasta ahora se estén dando cuenta del efecto devastador que tienen las microondas en los nutrientes de los alimentos (Microwave cooking zaps nutrients. New Scientist, October 25, 2003 p. 14).}
Además, si las microondas tienen este efecto destructor sobre los nutrientes, me pregunto si no es lógico pensar que tendrán un efecto similar en todos los demás alimentos.
Por todo lo antes señalado, les recomiendo a mis lectores que cocinen sus alimentos de la manera menos agresiva hacia los nutrientes y consumir buenas cantidades de alimentos vegetales crudos (claro, según cada persona y la época del año lo permita).

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